sábado, 8 de agosto de 2009

SINDROME DE LA MANO AJENA

Hoy buceando por la Red, he oido hablar por primera vez de este sindrome, donde en algunos casos el paciente intenta abrir el periódico con la mano derecha mientras la izquierda se lo cierra.

Este es el articulo completo sacado del confidencial, la verdad que bastante curioso.

Aunque parezca una historia de ciencia ficción, hay pacientes que acuden a su médico por no poder ‘adiestrar’ a su mano, casi siempre la izquierda, que se empeña en llevarle la contraria a la derecha. Muchos pacientes describen cómo su mano 'extraña' se opone tozudamente a la sana. Se han visto casos en los que una mujer se ha pasado diez minutos peleando con ambas manos en la caja de un supermercado: mientras una intentaba pagar, la otra guardaba el dinero en el bolsillo. Está el caso del señor que nunca podía abotonarse la camisa, otro que era incapaz de tomarse una taza de café, o el paciente que intentaba abrir el periódico con la mano derecha mientras la izquierda lo cerraba.

Una mano escapa del control de su dueño cuando se altera la comunicación entre los dos hemisferios cerebrales. El sujeto tiene entonces la impresión de que su mano obedece a una fuerza desconocida, o simplemente se presentan ante el doctor con un tipo de locura que se les escapa. Escuchar que es un desorden mental les tranquiliza.

El “síndrome de la mano extraña” es el más común en personas que han tenido una cirugía de separación de hemisferios cerebrales, un procedimiento usado en ocasiones para relajar los síntomas de casos extremos de epilepsia. Se produce una lesión seria en las fibras que conectan ambos hemisferios cerebrales, provocando una falta de comunicación y la división de la conciencia: las dos mitades no comparten los datos. Por eso el paciente actúa y funciona como si tuviera dos cerebros.

A pesar de la terrible convivencia con la propia mano, no existe por ahora un tratamiento que consiga calmarla. Dicen los expertos que hay que mantener ‘ocupada’ a la mano extraña. Sosteniendo en ella algún objeto puede conseguir calmarla. Quien lo padece reconoce que siente el tacto en la mano, pero cree que esa mano no forma parte de su cuerpo y no puede controlar sus movimientos. Como la señora que quiso escribir una carta a un reconocido doctor, y la mano rebelde le tiró el folio a la papelera. A continuación, un caso verídico de lo que es capaz de hacer una mano por llevarle la contraria a la otra.

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