miércoles, 11 de febrero de 2009

BICENTENARIO DE CHARLES DARWIN


Charles Darwin, nacido hace 200 años, puso al hombre en su lugar al incluirlo en la larga historia de la evolución de las especies, desmintiendo la creencia de una creación divina y fundando la biología moderna, Darwin dedicó su vida a estudiar el mundo natural y comprender sus reglas. Presentó una visión genial de la naturaleza, en la que la selección natural viene operando desde el comienzo mismo de la vida, creando como resultado una maravillosa diversidad de seres vivos. Nosotros pertenecemos al mundo natural y somos una especie más, sujeta a las leyes evolutivas. ¿En que se convertirá el Homo sapiens.
en este articulo de Luis Miguel Ariza, nos habla de que el ser humano esta sujeto a las leyes de la evolucion, y se pregunta ¿en que nos convertiremos?.

Peter Ward, un biólogo y paleontólogo de la Universidad de Washington que ha dirigido uno de los grupos de astrobiología de la NASA, asegura en un espléndido artículo para la revista Scientific American que , al contrario de lo que la gente cree, "el ser humano continúa evolucionando".

Existen algunos puntos de vista generalizados que no resultan correctos. El primero, que toda evolución en el cuerpo humano se ha detenido, excepto en el cerebro, que sigue aumentando. Los paleontólogos lo han constatado, al menos, en los cuatro últimos millones de años, que los primeros homínidos australopitecinos entroncados con la línea humana tenían un cerebro pequeño, de unos 400 centímetros cúbicos, no superior al de un chimpancé.

Ese cerebro ha ido aumentando de volúmen en posteriores especies más "humanas", como Homo erectus, hasta llegar al primate de gran cerebro, el Homo sapiens. La conclusión obvia: nuestro cerebro irá a más. La ciencia ficción nos presenta a los seres humanos del futuro como seres físicamente débiles, pero con unos cabezones enormes.
Un cerebro más grande

En realidad, no es así. Hubo un primo muy cercano a nosotros que tenía un cerebro más grande que el Homo sapiens: el hombre de Neandertal. Vivió hasta hace unos 30.000 años en la península ibérica.

De acuerdo con Ward, el tamaño del cerebro no se ha incrementado en las últimas miles de generaciones de seres humanos. En otras palabras, no somos cada vez más cabezones. Parece que hemos alcanzado hace mucho tiempo nuestro límite a este respecto. ¿Se ha detenido la evolución en nosotros?

De ningún modo, responde Ward. Cita un estudio que sugiere que aproximadamente un 7 por ciento de los genes humanos ha sufrido cambios importantes que se han reflejado en adaptaciones distintas en diversas poblaciones. Por ejemplo, muy pocos adultos en China o en Africa pueden digerir la leche de vaca, justo lo contrario que en muchas poblaciones europeas, como en Suecia o Dinamarca, donde tomar leche a diario es algo habitual. Una adaptación derivada de tener vacas disponibles que den siempre leche.
300 variaciones genéticas

Es un detalle, pero hay más. En nuestro genoma humano, hay 300 variaciones genéticas que han sido sometidas a la selección natural, y que explican, por ejemplo, porqué ciertas poblaciones africanas son más resistentes a enfermedades como las fiebres ocasionadas por el virus de Lassa.

Los cambios de pigmentación observados en algunas poblaciones asiáticas, el desarrollo de vello, o la piel más clara en las poblaciones del norte de Europa, son otros ejemplos. Hay quien dice que nuestra "velocidad de evolución" se ha incrementado hasta 100 veces en los últimos 10.000 años, si bien hay otros puntos de vista que discuten estos números.

El argumento en contra es que, debido a la ruptura de las barreras sociales, un esquimal puede formar familia con un bantú, y por tanto, la mezcla genética de la humanidad es global y homogénea, y eso es un "parón" en la evolución.

Entre los escépticos, Ward cita al biólogo Steve Jones, de la Universidad de College en Londres. "Las cosas simplemente han dejado de mejorar o empeorar para nuestra especie. Si uno quiere saber lo que es Utopía, sólo hay que echar un vistazo a su alrededor".
Diversos puntos de vista

Puntos de vista los hay, y diversos. Por ejemplo, ¿hay más proporción de gente inteligente que antes? O por el contrario, ¿nos hacemos cada vez menos inteligentes? Algunos creen que sí.

Citan, por ejemplo, el hecho de que las personas que dedican su vida al conocimiento, bien en una carrera de ciencias o de humanidades, en definitiva, el mundo universitario y el doctorado, suelen tener menos descendencia que aquellas que no reciben una educación superior, y que por tanto, a la larga, habrá menos gente "inteligente".

Es un punto de vista bastante simplista, por cuanto la inteligencia parece estar codificada por muchos genes, y sobre todo, porque no tiene un alto factor de heredabilidad: es decir, no se transmite a los hijos con la misma facilidad que características tales como el color de ojos o la altura.

Por tanto, la selección natural no puede actuar sobre la inteligencia, seleccionandola por ser más favorable. Además, el ser humano ha inventado la ciencia, pero esa cualidad no le ha permitido sobrevivir a los ataques de los depredadores a lo largo de su historia. ¿De qué le servirían las matemáticas a un australopiteco si tuviera que defenderse de un león en la sabana? Buena pregunta.
La evolución cultural

También hay expertos que opinan que la evolución genética ha dejado paso a la cultural; es decir, las ideas se transmiten con mucha más efectividad que los genes. De la misma manera, la tecnología ha transformado radicalmente nuestras vidas, mucho más que lo que pueda lograr la simple evolución física.

Por tanto, si podemos encontrar la arquitectura genética de la inteligencia y la longevidad, su manipulación técnica podría dar lugar a seres humanos más inteligentes y longevos, sugiere Ward. Y, con el tiempo, este grupo en particular podría acumular los cambios genéticos introducidos hasta producir una nueva especie de Homo sapiens; claro que de nuevo, entramos en el reino de la ciencia ficción...

Hay otros puntos de vista, también bastante increíbles. Hans Moravec, por ejemplo, es un roboticista del Instituto de Robótica de la Universidad de Pittsburgh, y lleva años vaticinando que quizá en unos cincuenta años, las máquinas y los robots se habrán hecho tan inteligentes que prácticamente la especie humana se verá relegada a los zoos. ¿Una locura? La velocidad de procesamiento y la capacidad de memoria es algo que se dobla cada pocos meses.

Las máquinas y los ordenadores tienen mucha más capacidad ahora que hay seis meses, por ejemplo. Y no digamos de los ordenadores de hace unos diez años, que nos parecen ahora casi prehistóricos.

Moravec sugiere que la inteligencia y capacidades de las máquinas crecerán hasta un punto que quizá en medio siglo, nos topemos con un robot más inteligente que la humanidad entera. Las maquinas ya nos ganan al ajedrez, calculan a una velocidad mucho más rápida, han realizado increíbles hallazgos matemáticos de gran belleza, e incluso ayudan a los ingenieros humanos a diseñar nuevos circuitos para realizar mejores procesadores y mejores máquinas.
Tiempo al tiempo

Pregunte a un ingeniero si puede diseñar un avión hoy en día sin ordenadores. O un nuevo modelo de coche. Aunque de momento, los robots se mueven en una habitación con bastante más torpeza que nosotros, y no saben evitar los obstáculos, o reconocer un rostro familiar al instante entre una multitud. Pero ya hay programas que leen los labios, como HAL 9000 en la película "2001 Una Odisea del Espacio". Tiempo al tiempo.

También es concebible, concluye Ward, que el futuro distante nos traiga la colonización de otros mundos, como la Luna o Marte. Mundos muy distintos a la Tierra, con unas condiciones muy diferentes, y a pesar de la tecnología que permita hacer esos mundos habitables, los seres humanos cambiarán: ocurre cuando una población se aisla del resto, como los pinzones de Darwin y sus distintos picos en las Galápagos. Siempre y en el caso de que la humanidad no sucumba ante un holocausto nuclear provocada por ella misma.

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