domingo, 16 de noviembre de 2008

PARQUE NATURAL DE LA BREÑA

Visitar La Breña y los acantilados de Barbate es contemplar un pulso entre el caFoto Original de Antonio Aragónmpo y el mar, la civilización y la Naturaleza, las dunas y los pinos, la historia y el presente. Naturaleza viva muy cerca de atractivos núcleos turísticos como Barbate, Los Caños o Vejer.

Una bella y esplendorosa extensión de pinos piñoneros replantados a principios de siglo para frenar las dunas móviles que avanzaban por la ladera del monte. Indelebles torres vigías que permanecen ancladas sin tener ya piratas enemigos sobre los que alertar. Un lugar desde donde quizás, un día, hace 200 años, alguien se quedó mirando hacia el Oeste, hacia aquella batalla naval que libraban las flotas inglesas y franco-española frente al cabo llamado Trafalgar.

Ningún parque encierra en tan relativo poco espacio –es el más pequeño de los 22 parques naturales que existen en Andalucía- tanta variedad, tantos contrastes de olores y colores. El lugar al que dirigir los pasos finales, la Itaca de este mundo protegido, es el majestuoso acantilado sobre el mar aunque, si hacemos caso a Cavafis, lo importante no solo es la meta sino todo el camino. . .ese camino que se puede recorrer, sin grandes excesos físicos, a pie, en bicicleta o a caballo, llenándonos los pulmones de olor a romero, sabina, lavanda, enebro ...y de bocanadas de mar si bordeamos el litoral.

El Parque Natural de la Breña y Marismas del Barbate parece estar diseñado para quienes deseen iniciarse en el turismo ecológico, aunque no faltan dosis de cultura y hasta es posible darse un baño en las azules aguas del Atlántico. Ocupa una extensión de 3.797 hectáreas, de las que 1.500 se adentran en el mar y constituyen una importante reserva marina. Foto original de Antonio Aragón

Su dimensión abarcable permite recorrerlo con facilidad en una sola jornada y se puede optar a adentrarse en su recorrido por diversos senderos marcados y señalizados para este fin.

La primera opción de este viaje a la Naturaleza es el sendero del Acantilado de Barbate –el más largo de los que se proponen, unos seis kilómetros- que se inicia en esta localidad, en Barbarte, en su sugerente Playa de la Yerbabuena y finaliza en Los Caños de Meca atravesando el parque por completo. Bordeando el litoral nos encontramos con el mirador del Acantilado. A nuestros pies, la pared rocosa forma una gigantesca pajarera que alberga a gaviotas, palomas bravías, garcillas y estorninos o aves de presa como el cernícalo y el halcón peregrino. Al sur vemos la ensenada de Barbate hasta el cabo de Gracia y más lejos, las sierras de El Retín, Plata y San Bartolomé.

En los días claros incluso es posible divisar desde aquí la costa africana desde Yebel Musa hasta Tánger. En el punto más alto del risco no tarda en aparecer ante los ojos del visitante la Torre del Tajo –antiguamente llamada de la Tembladera- construida en el siglo XVI y restaurada por la Junta de Andalucía en 1992. Se trata de una de las torres almenaras levantadas en el litoral para advertir sobre la presencia de piratas o corsarios en las proximidades de la costa. Los ataques turco-berberiscos, que, durante siglos, asolaron la zona obligó a la construcción de una red de torres que, más que de carácter defensivo, servían para comunicarse – a través de fuego, humo o disparos de artillería- a lo largo del litoral. El sendero continúa luego bajando gradualmente hasta alcanzar Los Caños en donde el acantilado forma calas de innegable belleza.

El segundo camino que se puede seguir es el llamado sendero de Torre de Meca. Esta torre -situada en el cerro que le da el nombre tanto a la fortaleza como al núcleo de Los Caños- fue construida ya en el siglo XIX con laVistas mismas características que la anterior y para suplir la escasa visibilidad que había entre la torre del Tajo y la siguiente más cercana, la torre de Trafalgar, de la que sólo se conserva actualmente unos sillares junto al faro de este mismo nombre.

Esta ruta comienza en el área recreativa de Jarillo, situada en el margen derecho de la carretera que divide el parque desde Barbate hasta Los Caños. Por este lugar pasa un carril que nos llevaría a San Ambrosio, en donde se conserva la única ermita visigoda de la provincia de Cádiz y casi la única de Andalucía. El Jarillo está acondicionado como merendero y es perfecto para pasar un día de campo. Si no, se puede continuar camino hasta otro área recreativa, el de Majales del Sol, por el que también hay que pasar si se opta por seguir este sendero que nos conduce a la Torre de Meca.

Al igual que en los acantilados, también abundan una gran variedad de pájaros como abubillas, jilgueros, verdecillos, e incluso se pude oír el canto de algún cuco. Es por aquí en donde además se puede observar algunos ejemplares de camaleón, uno de los reptiles más amenazados y que está estrictamente protegido por la ley.

Por último, existe otro sendero más, el de las Marismas del Barbate, que comienza al otro lado del parque, en la carretera entre Barbate y Vejer, en las huertas de La Oliva y que recorre el margen derecho de esas marismas surgidas por la desembocadura del río Barbate. En este lugar es fácil observar las aves migratorias que llegan del resto de Europa o de Africa y que, desecada la laguna de La Janda, necesitaron otro lugar de descanso antes de atravesar el Estrecho.

Extraido de la web http://www.tobarbate.com/index.php

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